Se conoció como 'la gran oposición marciana de 1877' y revolucionó la historia de la exploración del Sistema Solar. Ese año el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli -que, por cierto, se pronuncia skiaparelli, no shiaparelli- decidió hacer un nuevo mapa de Marte aprovechando la excepcional cercanía entre los dos mundos. Todavía hoy muchas regiones marcianas son conocidas por los nombres que Schaparelli eligió para ellas. Durante los breves momentos de excepcional seeing -la medida de la turbulencia del cielo- de los que pudo disfrutar a lo largo de sus largas sesiones de observación fue capaz de distinguir algunas misteriosas líneas rectas en el disco del planeta rojo. Schiaparelli se acordó entonces del astrónomo italiano Angelo Secchi, quien varias décadas antes había contemplado las mismas líneas y ya las había llamado canali, o sea, canales.
Por lo tanto, y en contra de la creencia popular, no fue Schiaparelli el que introdujo el término de 'canales marcianos', aunque sí fue quien lo popularizó gracias a los distintos mapas de Marte que publicó. Schiaparelli pensaba que los canali eran formaciones naturales, pero sin quererlo había abierto la caja de Pandora de la imaginación. La leyenda cuenta que los canali de Schiaparelli -o mejor dicho, de Secchi- fueron traducidos al inglés como canals en vez de channels, insinuando un origen artificial para estas estructuras. La leyenda es falsa, porque lo cierto es que no hacía falta un error de traducción para que los canali despertasen un interés inaudito entre expertos y profanos. Un interés que alcanzó a los países no angloparlantes -o sea, la mayoría- donde no había error de traducción posible. En 1892 el astrónomo francés Camille Flammarion publicó un libro donde se hacía eco de una hipótesis cada vez más extendida según la cual los canali eran en realidad canales de irrigación que llevaban agua desde las regiones polares a las desérticas zonas del ecuador marciano. William Henry Pickering aprovechó también la oposición de 1892 para concluir que los canali eran zonas de vegetación que aparecían y desaparecían con las estaciones, lo que explicaba su variabilidad y el que la mayoría de astrónomos fuese incapaz de de verlos.
Observando Marte durante la oposición de 1894, el astrónomo norteamericano Percival Lowell se dedicó a estudiar compulsivamente los canali y en su popular libro Mars de 1895 se mostró partidario de un origen artificial para los mismos, aunque concedió que los cambios de morfología podían deberse a la vegetación que, según él, debía existir en sus orillas. Poco a poco, Lowell logró convencer a un escéptico Schiaparelli. Los canali debían ser obra de una civilización avanzada, quizás antigua, sabia y moribunda. Había nacido el mito de los marcianos.
Hoy sabemos que los canali de Schiaparelli no eran más que una ilusión óptica, pero su supuesta existencia marcó nuestra forma de ver nuestro mundo vecino. Así pues, no nos debe extrañar que hace unos días la agencia europea del espacio (ESA) haya decidido bautizar con el nombre de Schiaparelli al módulo de descenso de la futura misión ExoMars 2016. La cápsula, hasta ahora conocida simplemente como EDM (Entry Descent and Landing Demonstrator Module), será el segundo intento europeo de colocar una sonda en la superficie de Marte tras el fracaso de la pequeña Beagle II británica. El EDM Schiaparelli tendrá una masa de unos 600 kg, un diámetro de 2,4 metros y una altura de 1,32 metros. Estará dotado de un sistema de aterrizaje consistente en paracaídas y cohetes -el típico 'combo marciano'-, así como de un conjunto de modestos instrumentos científicos denominados DREAMS (Dust Characterization, Risk Assessment, and Environment Analyzer on Martian Surface).
Schiaparelli viajará a bordo del orbitador Trace Gas Orbiter (TGO) de la misión ExoMars 2016, una nave de 1365 kg destinada a estudiar la atmósfera marciana en detalle desarrollada con participación rusa. La sonda europea, la segunda con destino a Marte después de la Mars Express, despegará a bordo de un cohete ruso Protón-M. Tres días antes de la inserción orbital de la TGO, Schiaparelli se separará de la sonda TGO y entrará en la atmósfera marciana a 21000 km/h. El escudo térmico de ablación, basado en el diseño de la sonda Huygens, alcanzará unos 1500º C de temperatura y usará el material ablativo Norcoat Liege repartido en losetas (57 en el escudo térmico frontal y 89 en el backshell) para poder soportarlas. Poco después desplegará un paracaídas de 12 metros de diámetro para frenar su descenso. El aterrizaje suave estará a cargo de nueve propulsores -agrupados en tres grupos- a base de hidrazina con un empuje de 400 N cada uno que se encenderán de acuerdo con los datos del radar Doppler. La región de aterrizaje elegida para Schiaparelli es Meridiani Planum, no muy lejos de donde actualmente se encuentra el rover Opportunity de la NASA. Si todo va bien, Schiaparelli funcionará entre dos y ocho días en la superficie de Marte debido a la limitación de las baterías. Cuando Rusia entró en el proyecto surgió la posibilidad de que se incluyese un RTG para aumentar la vida útil en varios años, pero resultó imposible por culpa de los plazos burocráticos en las restricciones de transferencia de tecnología.
Comparado con la complejidad de Curiosity, Schiaparelli puede parecer ridículamente modesto. Y lo es. Pero es un paso necesario para que Europa desarrolle las tecnologías asociadas con el aterrizaje en Marte, un arte que por ahora sólo la NASA ha logrado dominar. Las lecciones que nos enseñe Schiaparelli se emplearán dos años más tarde en la misión ExoMars 2018, que pondrá en la superficie un rover mediante un sistema de aterrizaje diseñado conjuntamente con Roscosmos. Un siglo y medio después de que los canali hipnotizasen a todo un mundo, Schiaparelli volverá a ser protagonista de la exploración del planeta rojo.
Mapa de Marte realizado por Schiaparelli en 1877 (Wikipedia).
El módulo EDM de ExoMars 2016 se llamará Schiaparelli (ESA).
ExoMars TGO 2016 (ESA).
Hoy sabemos que los canali de Schiaparelli no eran más que una ilusión óptica, pero su supuesta existencia marcó nuestra forma de ver nuestro mundo vecino. Así pues, no nos debe extrañar que hace unos días la agencia europea del espacio (ESA) haya decidido bautizar con el nombre de Schiaparelli al módulo de descenso de la futura misión ExoMars 2016. La cápsula, hasta ahora conocida simplemente como EDM (Entry Descent and Landing Demonstrator Module), será el segundo intento europeo de colocar una sonda en la superficie de Marte tras el fracaso de la pequeña Beagle II británica. El EDM Schiaparelli tendrá una masa de unos 600 kg, un diámetro de 2,4 metros y una altura de 1,32 metros. Estará dotado de un sistema de aterrizaje consistente en paracaídas y cohetes -el típico 'combo marciano'-, así como de un conjunto de modestos instrumentos científicos denominados DREAMS (Dust Characterization, Risk Assessment, and Environment Analyzer on Martian Surface).
Diseño original de EDM Schiaparelli cuando era una misión conjunta con la NASA (ESA).
Diseño del módulo de aterrizaje de Schiaparelli (ESA).
Conjunto de instrumentos DREAMS (ESA).
Secuencia de aterrizaje de Schiaparelli (ESA).
Escudo térmico de Schiaparelli (ESA).
Modelo de pruebas de Schiaparelli (ESA).
"Si todo va bien, Schiaparelli funcionará entre dos y ocho días en la superficie de Marte"
ResponderEliminar¿Solo entre 2 y 8 días? ¿Es que este rover no dispondra nada mas que baterias sin ningun panel solar?
Vale que es muy modesto, pero si aterriza con exito creo que seria una pena que no se pueda aprovechar durante mas tiempo.
PD: fuera de este tema Dani te quiero comentar lo siguiente: el proximo día 21 de nov un cohete Dnper pondra en orbita la mayor colección de satélites de una vez (32 en total). Muchos seran simples Cubesat y más pequeños aun...mas info para que nos lo expliques bien: http://www.zarya.info/blog/?p=1745
He añadido algo más al post para que quede claro. En cuanto a Swarm, ya estoy preparando la entrada, pero aviso que no creo que detalle todos los Cubesats :)
EliminarSaludos.
Saludos Daniel...excelente articulo como de costumbre, se lo merece por que fue un adelantado para su época Schiaparelli, ojala sea un éxito y marque el primer paso del avance Europeo en Marte.
EliminarPor otra parte, tengo la suerte de asistir al lanzamiento del Dnepr que menciona Carlos T en Yasny como respresentante del que será el primer satelite (o bueno microsatelite) Peruano, así como los primeros 4 del Estandar PocketQube. Si tienes algunos minutos sería de mucho agrado que me des algunos consejos para visitar en Moscu.
Saludos
Por supuesto, Juan. Mándame un mail y hablamos.
EliminarSi no me equivoco en ese cohete viaja otro satélite OPTOS del INTA.
ResponderEliminarhttp://optoscubesat.blogspot.com.es/
En algún sitio he leido el "curioso caso de J. Comás Solá" (tiene un libro clásico de astronomia amaterur). Gran astrónomo aficionado español que en los años 40 mandó a dus alumnos hacer un dibujo de Marte; la mayoría os hicieron bien pero -curiosamente- oso que estban al finasl de la clase dibujaron también los famosos "canali" del planeta rojo, lo que corrobora que era mas una ilusión optica que algo real ..
Perdón por los errores.
ResponderEliminarBueno, después de la sonda Schiaparelli supongo que vendrá la sonda DiPietro&Molenaar, más que nada por actualizar la controversia de la vida inteligente en Marte a bien entrado el siglo XX :)
ResponderEliminarEn realidad, lo más probable es que seamos un accidente único en el Universo. En cuanto se extinga esta civilización en unos pocos años, habremos sido la única especie semiinteligente en todo el Universo desde su origen hasta su final.
Por cierto, hablando de correos, Daniel, te envié un email hace unas semanas, no sé si lo recibiste. Un saludo.
Bueno, a los que nos gusta soñar, cabe la posibilidad de que en los próximos años, no muchos, alrededor de Marte además de las sondas europeas y americanas ya presentes (y futuras, que cunda), tengamos sondas rusas, indias, chinas y a ver si alguien más se anima. Creo que nunca hubo tal cosmopolitismo cósmico, ni sobre Marte ni sobre ningún otro sitio que no sea la órbita terrestre.
ResponderEliminarApruebo el indicar cómo se pronuncian los nombres en lenguas nativas. Sólo una sugerencia, si indicámos que se pronuncia Skiaparélli igual más de uno pronuncia la ll castellana, y es sssskiaperél-li.
Y sí, lo de funcionar sólo 2-8 días a estas alturas no va a ir bien como propaganda. De todos modos creo que Mars Express sigue batiendo récords (lanzada por un Soyuz, por cierto).
Esperemos que esta mision no falle como el Beagle II , realmente la humanidad han puesto sus apuestas con Marte , quizás siga siendo así por décadas hasta que el homo sapiens ponga su pie en el planeta rojo , solo que viajar a Marte todavía falta afinar muchas cosas , hasta que la humanidad no se una en un solo proyecto de viaje hacia Marte el hombre no pisará Marte ......
ResponderEliminarTodas las misiones vayan donde vayan son bien recibidas pero lo de que solo durara entre 2-8 días en superficie sencillamente a parte de ridículo es vergonzante ¿Y con esto pretenden crear escuela estos sujetos de la ESA?.
ResponderEliminarQue vergüenza me da la falta de colaboración entre las agencias espaciales, no estamos hablando de poner satelites en orbita que son comerciales y para ganar pasta. Que la NASA y la ESA no sean capaces de entenderse para mandar más rovers a Marte o satelites donde sea para optimizar los pocos recursos es muy triste.
ResponderEliminarYo no entiendo como esta sonda no lleva una cámara, jamas veremos la zona de amartizaje y la sonda y otra cosa es que por la burocracia no se haya incluido un generador RTG. Con una duración de una semana no se van a conseguir muchos datos, lo bueno ya que te gastas el dinero es que hubiese durado años como estación meteorológica. Esperemos que el lander del 2018 ruso lleve el RTG y pueda durar años porque a partir de ese año la esa tardara muchos años en mandar otro aterrizador. Jorge M.G.
ResponderEliminarCualquier nombre menos Beagle-3.
ResponderEliminarbueno tambien bale un buen par de paneles solares sino que les pregunten al spirit y al oppotunity
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarPues a mí no me parece tan difícil de entender. Es una prueba, un test, para comprobar la tecnología de entrada, descenso y aterrizaje (EDL).
No tiene sentido gastarse mucho dinero en instrumentos para una prueba. Los instrumentos científicos irán en el rover Exomars de 2018, una vez que se haya validado la tecnología del EDL.
Se trata simplemente de aprovechar el lanzamiento del TGO para esta prueba. Si falla el procedimiento (que puede fallar, para eso se hacen pruebas) no se perdería una gran cantidad de dinero en instrumentación.
Bueno, así lo veo yo. Un saludo,
Ambarussa.